El analista político y director del Centro de Estudios por una Nueva Mayoría, Rosendo Fraga, encadena la historia y el presente para intentar dar sentido a la coyuntura política argentina. En una charla con LA GACETA, Fraga dice que en 2015 puede darse vuelta la tradición de las últimas décadas de un país presidido por hombres del interior y, para avalar sus dichos, se apoya en las modificaciones comunicacionales y demográficas que se produjeron en nuestro país durante este nuevo milenio.
“A 35 días de las elecciones legislativas, resalta la velocidad con la cual el eje de la información va cambiando. El día de la elección era la interpretación sobre los resultados; luego, la enfermedad de la presidenta (Cristina Fernández) y las especulaciones respecto de su salud; luego el fallo por la Ley de Medios; los cambios en el Gabinete y, por último el acuerdo con Repsol. En 35 días tuvimos seis ejes diferentes que se fueron sucediendo uno a otro concentrando la atención social. Mi impresión es que esto continúa: esta semana aparecerá otro tema que nos cambie el eje de la situación y algunas cuestiones que parecen definidas y luego ya no”, se explaya.
El analista visitó Tucumán esta semana para presentar el libro “Curiosidades históricas del bicentenario”, del tucumano Juan Pablo Bustos Thames, y para dar una charla. Ambas actividades fueron organizadas por la fundación Federalismo y Libertad.
“De cualquier manera -prosigue Fraga-, hay una referencia de la política que es 2015 y muchas cosas que están pasando en la política hoy hay que interpretarlas o se explican por 2015. Diría que, primero, hay un Gobierno que pretende -y en parte lo logró- recuperar la capacidad de influir en la sucesión presidencial. Eso había quedado anulado tras la elección con el triunfo de Sergio Massa y con Daniel Scioli como candidato del peronismo, sin ser necesariamente kirchnerista. Hay también una modalidad de trabajo que cambió y que apunta a que la Presidenta pueda continuar con su agenda de trabajo pero, por cuestiones de salud, con más límites. Tercero, aparece el tema económico y la salida de divisas. Creo que esos son los tres ejes que está buscando controlar el Gobierno: la sucesión, la salud de CFK y la salida de divisas”.
- ¿Qué más se puede esperar, profundización o moderación del modelo?
- Habrá medidas contradictorias. Algunas de profundización del kirchnerismo y otras de atenuación. No comparto con los que creen que Cristina cedió parte del poder a Jorge Capitanich. Yo creo que no cambió el eje de poder en la Casa Rosada. Oscar Parrilli es el que sigue manejando la firma de la Presidenta. Además, CFK dio dos definiciones políticas muy claras: en su video de retorno, la única referencia a la política externa que realiza es a Hugo Chávez. Si Barack Obama la llamó o el Papa rezó por ella no lo registró. Y el único agradecimiento que hace es a las rosas de Hebe de Bonafini. Ahí se observa que sigue el modelo K. Sin embargo, el problema que tiene es la salida de reservas y ahí es donde veremos las medidas contradictorias. Para cubrir esta urgencia, veremos medidas moderadas y promercado.
- Hay varias figuras presidenciables dentro del PJ, ¿eso complica a los K para fijar quién será el sucesor?
- La elección dejo un peronismo con un Massa candidato del peronismo opositor y un Scioli como candidato del peronismo más oficialista, pero no del todo kirchnerista. Esto es lo que el Gobierno está tratando de modificar. Está tratando de recrear una capacidad de jugar en la sucesión. Hoy el candidato K es Capitanich, pero dos años en la política es mucho. Dos años antes que se eligiera a Raúl Alfonsín, él no era el candidato probable; y lo mismo sucedió con Carlos Menem y con Néstor Kirchner. Esto sirve para entender que todo puede modificarse. No sabemos si Capitanich será el candidato K. Es con quien el kirchnerismo está recuperando capacidad para actuar sobre la sucesión.
- Entonces no descarta a Scioli en la carrera presidencial...
- Para nada. Tiene trayectoria y una gran manera de manejar la política. Pese a todo lo que pasó tras las elecciones, las encuestas dicen que hoy Massa y Scioli serían los dirigentes más votados para la Presidencia. Si Capitanich después crece, lo veremos. Además hay un dato: la provincia de Buenos Aires adquirió hoy un peso grande en la política nacional. Hoy los dos presidenciables más votados son bonaerenses, después de un siglo y medio en que ningún bonaerense pudo ser electo Presidente de la Nación. Me parece que es un dato estructural. Hace un año, la conversación era sobre qué gobernador del interior iba a entrar después de Cristina a la Presidenta. Hoy son dos bonaerenses los que suenan y esto no quiere decir que efectivamente así suceda. Pero esto es un cambio estructural que responde a varios fenómenos de fondo. Primero, el demográfico, ya que hasta los 80 se fue aumentando el peso poblacional de la provincia respecto del país: 40% de la población está en Buenos Aires. Segundo, el cambio institucional. La reforma del 94, al eliminar el Colegio Electoral le dio más peso. La provincia tenía el 28% del Colegio Electoral y ahora pasó a tener el 40% de los votos directos. Tercero, en la primera década del siglo incidió el cambio comunicacional. Hoy se ven en todo el país, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, los mismos programas de televisión y se escuchan los mismos programas de radio. Y ese cambio comunicacional ha dado ventaja a los que están en la región metropolitana. Por eso, un intendente de Tigre puede ser conocido en Jujuy. Puede serlo porque va a los programas de TV y los maneja con eficacia.
- ¿Cómo ve a la oposición no peronista; se está rearmando?
- El problema central para el no peronismo es el partido radical. En el radicalismo la interna consume la política. Estamos viendo ahora un radicalismo más empeñado en impedir que Julio Cobos sea Presidente que en ganar una elección. En todos los partidos, siempre el preferido de la gente no suele ser el preferido de los afiliados. Pero el radicalismo prefiere que el candidato sea el que le gusta a los afiliados y no el que le gusta a la gente. Si el radicalismo no encausa esto, será muy difícil conseguir un tercio de votos no peronistas con los que pueda competir.